El éxito de Isla mínima y algunas paradojas.


Los premios Goya 2015 han supuesto un espaldarazo total al cine sevillano, un reconocimiento absoluto al buen hacer de Alberto Rodríguez y su equipo que han acaparado todos los premios importantes, resultando de manera absoluta la gran triunfadora del evento de la Academia del cine español.

Naturalmente no voy yo a entrar  analizar la que algún especialista ha catalogado como: 'La isla mínima' es la nueva maravilla del cine español, una de esas películas que debería servir para terminar de convencer a aquellos que tengan tantos prejuicios hacia el séptimo arte de este país. Pero si creo que se puede deducir de todo lo leído y escuchado, que la película es un gran logro, magníficamente ejecutado con un modesto presupuesto, lo que resalta aún más del trabajo de todo el equipo, que ha logrado hacer cine de calidad y divertir al espectador, circunstancia que no ocurre frecuentemente.

Paralelamente al éxito de Isla mínima se dan los datos del cine español en 2014 “Impresionante”, “espectacular”, “glorioso”… son solo algunos de los calificativos que abren los titulares de los medios que se están haciendo eco estos días de los resultados del cine español este año.

Los números no mienten y los ratios con los que la industria cinematográfica española va a cerrar el año, son realmente formidables. Sencillamente los mejores de su historia. 123 millones de euros recaudados (un 75% más que el 2013) y una cuota de pantalla del 25.5% (hace 37 años que nuestro cine no disfrutaba de un registro tan positivo), lo que se traduce en más de 21 millones de espectadores que han comprado entradas para ver cine español (un 89% más que 2013).

En una época tan dura para la cultura, en la que el IVA está en boca de todos, la piratería es una realidad difícil de combatir cuyos tentáculos han corrompido a individuos muy cercanos a la propia industria, y los órganos gubernamentales han decidido literalmente dar la espalda al sector, conseguir estos resultados es una auténtica proeza. ¿Qué ha pasado entonces?

Seguramente harán falta muchos análisis para explicar estas circunstancias convenientemente, pero a mi me da que el fenómeno tiene nombres propios: OCHO APELLIDOS VASCOS (56 millones), EL NIÑO (16,2 millones), TORRENTE 5: OPERACIÓN EUROVEGAS (10.7 millones), LA ISLA MÍNIMA (6 millones), RELATOS SALVAJES (4 millones), MORTADELO Y FILEMÓN CONTRA JIMMY EL CACHONDO (2.6 millones), etc. Es decir el talento, la libre competencia y la búsqueda del espectador por encima del discurso cultureta y llorón, y es que el que no quiere aprender ya se sabe, pancarta y a protestar.

Por cierto, como no podía faltar ya tenemos otro conflicto entre administraciones. Esta vez a propósito del Tesoro del Carambolo, que el Ayuntamiento quiere exponer en la Casa Grande de San Francisco y la Consejería de Cultura le niega el capricho al alcalde, alegando razones de seguridad. Todo ello con el trasfondo de las cosas complejas de nuestro país: el Tesoro es propiedad municipal pero lo tutela la Junta de Andalucía. ¿Ustedes entienden algo? Yo tampoco, pero así nos va…

Tiempo de cultura


A ciertas edades el frío acobarda. Esta realidad constatada, hace que nuestra naturaleza tienda a resguardarse, recluida al calor del hogar. Nos volvemos más hogareños y eso invita a la reflexión y al recuerdo. Febrero junto con noviembre son para mi los dos meses mas feos del año; meses de tránsito, de espera, de observación de las señales que nos anuncien un tiempo nuevo.

Sin embargo pienso que esta situación nos puede permitir un mayor goce de la cultura. Aprovechar nuestro tiempo para  leer, ir al cine o al teatro y, con nada que el tiempo acompañe visitar el patrimonio de Sevilla en una época de mayor tranquilidad, para poderlo disfrutar mejor. Cada tiempo nos brinda su oportunidad.

Porque el año se prepara así de tránsito, plurielectoral, agitado y cargado de mensajes. Y para estar en las mejores condiciones de abordarlo lo mejor es la reflexión, y el mejor caldo de cultivo para una reflexión serena lo da sin duda la cultura. Cada vez que los ciudadanos somos llamados a las urnas, la comunidad se juega mucho. Por eso es necesario que nuestras decisiones sean serenamente reflexivas y los mensajes debidamente modulados.

La cultura y el conocimiento nos hacen más sabios, más tolerantes y mejoran nuestra capacidad de análisis; nos permiten ver las alternativas con más claridad. Por eso es bueno aprovechar los periodos transitorios para cargar nuestras baterías, mientras esperamos que las cigüeñas nos traigan las primeras señales de la inminente llegada de la primavera, en la que volverá la agitación de las grandes vivencias festivas de la ciudad y solo tendremos tiempo para disfrutarla y vivirla.

Tiempo de reflexión, tiempo de cultura. Aprovechemos para gozar del arte y del conocimiento colectivo, de la historia y del patrimonio, de todo lo que nos pueda enriquecer. No es caro y además nos hace mejores y, encima el tiempo acompaña. Que ustedes lo disfruten bien.